En la vida cotidiana, estamos acostumbrados a enfatizar todas las situaciones negativas. Pero al estudiar el cerebro humano, los científicos llegaron a la conclusión de que el evento más alegre en nuestra vida requiere exactamente la misma intensidad en la perestroika y la adaptación, así como también la situación más desagradable. Si la reacción del organismo es la misma, ¿cuál es la diferencia?
En inglés, la palabra estrés se refiere al estado de mayor estrés corporal en respuesta al impacto de varios factores estresantes, que en nuestras vidas son muchos, tanto negativos como positivos.
Imagínese que nuestro amigo se compró un automóvil bien esperado. Él está feliz! ¡El deleite y la energía están superando la clave! Y su vecino, después de enterarse de la compra, estaba muy enojado, incluso la presión aumentó. Vemos que ambas personas, en términos del funcionamiento biológico del cuerpo, están en un estado de "estrés", ¡pero qué diferencia en la percepción del mismo evento!
Resulta que la "culpa" no es un evento, pero su evaluación es una emoción humana. Nuestro cerebro es esencialmente un cuerpo emocionalmente neutral. Él lleva a cabo concienzudamente todas las funciones rectores del soporte vital. Pero nuestra mente casi dormida: esta es la superestructura emocional que hace que nuestro cerebro declare una "movilización general" para todo el cuerpo, lo que provoca la aparición de estrés.
Los científicos comparten el estrés sobre eustress y angustia . En el primer caso, vemos un "estrés positivo", en el que una persona siente una oleada de energía, un aumento espiritual y creativo, es decir, eustress. Este estado es bueno para la salud, aumenta la atención y la concentración. En tal estrés, nadie se queja y espera su aparición.
Si recibimos eustress, entonces la energía gastada se compensa en el período de apaciguamiento, que viene después del estrés. Recompensa adicional será recuerdos emocionalmente coloreados con momentos de motivación, que también nos cargan de energía, y sentimos un aumento de fuerza, deseos y aspiraciones.
Cuando se recibe un negativo, la liberación de energía ocurre muchas veces, tantas veces como regresamos al evento en nuestros pensamientos. Mentalmente exagerando lo que está sucediendo, no somos capaces de actuar, solo masticamos. La energía se consume y la reposición no ocurre porque en las horas de sueño el cerebro continúa luchando con el problema no resuelto. Hay una "angustia", que en la traducción del inglés significa "infelicidad, malestar, agotamiento, necesidad".
El estrés, como cualquier otro fenómeno, tiene sus propias etapas:
• el comienzo, cuando todas las fuerzas protectoras del organismo se activan;
• acción cuando el conflicto se resuelve o se produce la adaptación a una nueva situación;
• el final cuando necesita relajarse y compensar sus reservas de energía.
Resulta que, después de haber caído en cautiverio de fuertes emociones negativas, nos privamos del derecho a elegir: somos "elegidos" por la angustia. La inseguridad en uno mismo, en las propias fortalezas es el factor estresante más dañino. Debido a la incertidumbre en nosotros mismos, tomamos cualquier opinión, cualquier palabra, "en bayonetas". Después de haber estado mal preparados y no haber pensado completamente en nuestras acciones, tenemos retrocesos. Trabajamos en trabajos no queridos, vivimos con personas no queridas. Después de un tiempo, las emociones se agotan dejando un vacío en el alma ... No quiero vivir, no quiero nada ...
La conocida frase "La salvación de las personas que se están ahogando es el trabajo de los propios ahogados" no son solo palabras vacías, es nuestra única manera. Debemos aprender a comprendernos a nosotros mismos, nuestros deseos, nuestros objetivos. Solo con nosotros deberíamos ser extremadamente honestos, no juzgarnos a nosotros mismos, sino aprender. Debemos perdonarnos a nosotros mismos todo el pasado y dejarlo ir para que podamos avanzar libremente.
Cuando surge un problema ante nosotros, es necesario considerarlo desde todos los ángulos, con calma, sin temor y digresiones líricas, y comenzar a actuar para eliminarlo. Solo una acción, una acción pensada, puede eliminar las consecuencias negativas de la angustia. Si la solución al problema por algún motivo en este momento es imposible, dirigimos la acción para adaptarla al estado actual de las cosas. Está claro que no somos todopoderosos, pero tenemos el control de la apariencia de nuestras emociones negativas.
Es importante darse cuenta de que si no podemos cambiar algo, no hay nada para organizar orgías emocionales a este respecto en la búsqueda de "culpables". Hans Selye comparó el estrés con un músculo contraído. Él creía que cualquier actividad física que sea capaz de abrir un músculo ordinario es indudablemente adecuada en cualquier otro caso. Significa cambiar su atención a otra cosa, familiar y agradable. Particularmente ayuda en cualquier deporte.
En la Edad Media en los países europeos hubo una alta mortalidad entre los representantes de la aristocracia, que prohibió categóricamente el trabajo físico, incluso el más mínimo. Las mujeres no tuvieron la oportunidad de fortalecer activamente su cuerpo. Sólo después de siglos con la moda para dar largos paseos y aristócratas deportivos ligeros pudieron tener una vida plena.
La conclusión es que no debemos temer al estrés, sino coexistir activamente con ellos. Por extraño que parezca, la falta de irritantes y obstáculos deprime la psique humana aún más.
¡Recordemos lo felices y orgullosos que estamos cuando finalmente resolvemos una tarea difícil! Estos recuerdos nos cargan con más energía que los eventos positivos de nuestra vida. Tales recuerdos son muy brillantes y no se desvanecen con el tiempo. Son ellos los que nos empujan a luchar, a sentir esta dulce prueba de la victoria una y otra vez.
Por lo tanto, no todos los problemas causan angustia, pero solo no se resuelven. Solo el que cosechamos, tejimos sin cesar con pensamientos y sentimientos negativos. En lugar de considerar el problema y resolverlo de una vez por todas, volvemos a él cada vez y añadimos turnos a este enredo.
La vida es una forma activa de existencia de la materia. ¡No podemos olvidarnos de esto!